Un día después de la operación del ligamento cruzado que mantiene en alerta social a Colombia, Radamel Falcao exhibió en su cuenta de Twitter un factor estratégico en su recuperación. Sentado en una habitación colectiva, su foto de medio cuerpo y él sujeto a una máscara facial de la que pendían dos tubos blancos rizados. «Las dos peores horas de mi vida», proclamaba el goleador, entusiasta en su rehabilitación, pero indiscreto respecto a uno de los tabúes del fútbol. Estaba usando una cámara hiperbárica, oxígeno puro al cien por cien y elemento regenerador de la cicatriz de su músculo dañado. Falcao se encontraba en la frontera del dopaje, un antiguo dilema que la Agencia Mundial Antidopaje resolvió hace unos años. Las cámaras de oxígeno son legales. Pero su utilización se esconde regularmente en un segundo plano, debajo de las alfombras. Raúl, el símbolo del Madrid, construyó una habitación en su domicilio para respirar en baja presión y aumentar su porcentaje de glóbulos rojos. Pero nunca se supo hasta que lo publicó ABC. El oxígeno se ha convertido en el oro invisible de los deportistas.
Hace seis años, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) reunió a su comisión ejecutiva y no consideró necesario vetar estas prácticas. Pero expresó su preocupación por el incremento sin control, recomendó que se llevasen a cabo bajo supervisión médica y reclamó una investigación a los especialistas del COI.
No hace tanto, una clínica en Marbella ofrecía a sus clientes un tratamiento con ozono para retrasar el envejecimiento. Una especie de santo grial a cambio de miles de euros. Los deportistas también persiguen ese imposible: ganar tiempo al tiempo. Las cámaras hiperbáricas individuales concentran oxígeno puro en un cilindro hermético que se presuriza con aire y simula una profundidad determinada. Es oxígeno de alta presión que aporta propiedades idílicas para el ser humano: revitaliza los órganos, tonifica la piel, mejora y estimula el sistema inmunológico, previene enfermedades, cicatriza heridas y prolonga la calidad de vida.
El oxígeno es la esencia. Se dice que los jugadores del Atlético se lo suministraban en los descansos de los partidos en la temporada del doblete. Los ciclistas, los atletas, los tenistas y tantos otros han mimetizado el uso de tiendas de campaña hipobáricas como parte de su preparación. Es la otra modalidad: cabinas que simulan estancia en altitud, estimulan la producción de glóbulos rojos y aumentan el hematocrito. Más sangre para el músculo, más rendimiento, mejor recuperación.
La AMA prohibe las transfusiones de sangre y las inyecciones de EPO, atajos para refrescar el cuerpo. Permite dormir en cámaras hipobáricas. «Es lo mismo que entrenarse en altitud, pero sin los gastos de desplazamiento. Dormir dos o tres semanas en tiendas hipobáricas equivale a un efecto de seis semanas de enriquecimiento de hematíes», explica José Calabuig, jefe de cardiología de la Clínica Universitaria de Navarra.
Una tienda hermética cuesta unos 12.000 euros y el usuario puede elegir la presión parcial de oxígeno y la altura a la que quiere dormir: 2.000, 3.000 metros. «No se recomienda utilizarla siempre -dice Calabuig-. Se debe emplear por períodos. También hay que bajar para que los hematíes bajen. A partir de seis millones, la sangre se vuelve espesa y es peligroso».
La creencia general reside en que estos ingenios solo sirven para deportes de resistencia, tipo ciclismo, atletismo, esquí de fondo o similares. Sin embargo, la realidad decreta otra versión. La selección inglesa de fútbol, dirigida por Fabio Capello, se preparó para el Mundial de Sudáfrica en cámaras hipobáricas controladas por especialistas del Centro de Altitud de Londres. El equipo de Venezuela trabajó en cabinas hipobáricas e hiperbáricas en las eliminatorias de clasificación para el Mundial de Brasil 2014. También la selección chilena experimentó los beneficios del oxígeno concentrado en simulaciones a 2.600 metros de altitud.
El equipo español de Copa Davis ha convertido las tiendas en parte de su manual. Un vídeo en la web de la Federación de tenis explica las ventajas de la burbuja Bubble Pure Air. «Muchos tratamientos de fisioterapia los hacemos en la burbuja -explica Ángel Ruiz Cotorro, médico de la Federación y también de Nadal-. Así se consigue bajar la glicemia y el ácido láctico, con lo cual la recuperación es mucho mejor».
Fuente: http://www.abc.es/deportes/20140216/abci-invisible-oxigeno-201402152010.html